La firma: Un sello que transmite nuestra personalidad

La firma: Un sello que transmite nuestra personalidad

Podemos decir, que la firma es el sello que transmite nuestra personalidad, es una marca única del individuo. Así que, no solo es la representación de un nombre, también es un indicador del concepto que posee la persona de sí misma. Cada acto que ejecutamos tiene la influencia de nuestra imagen personal, de la autoconfianza que poseemos, incluso de la personalidad que pensamos que tener.

Por eso debemos preguntarnos ¿Realmente nos identifica nuestra firma? ¿Desde cuando tenemos esa firma? Y si es la misma firma que hacíamos en la adolescencia ¿Así queremos mostrarnos?

Bueno, en esta nueva entrega de la Grafología conoceremos diversos aspectos de la firma que revelan nuestra personalidad. Veremos cómo llega a evolucionar la firma a través de los años. Y mostraremos diversos modelos de firma que no convienen a la hora de transmitir una personalidad clara y transparente.

«Nuestra firma va evolucionando a medida que pasan los años, igual como evoluciona y se modifica nuestra personalidad. Con nuestro crecimiento y desarrollo en la vida, nos superamos y maduramos, sufrimos una transformación que también se ve reflejada en nuestra firma. «

¿Puede existir la firma perfecta?

En el momento que ideamos nuestra firma, debemos tener presenta que será una especie de huella dactilar, pues es el sello que usaremos para autenticar nuestros documentos legales. Sin embargo, el factor de mayor importancia al crear nuestra firma es que debemos sentirla especial, identificarnos con cada trazo que posea. Es que la firma transmitirá el sentimiento que tenemos hacia nuestra propia persona, y lo que queremos reflejar con ella.  

La Grafología abarca el estudio de la personalidad utilizando de forma conjunta el análisis tanto del texto manuscrito como de la firma de una determinada persona. No es correcto realizar un análisis aislado de la firma, porque se generarían variaciones significativas dentro de la interpretación. Además, se deben considerar cada uno de los aspectos gráficos como la dimensión y forma de las letras, la orientación de las líneas, la presión ejercida sobre el papel, la inclinación y ubicación.

La firma debe reflejar equilibrio en la personalidad

Al crear nuestra firma, es muy importante que ella sea un real reflejo de todo lo que queremos transmitir de nuestra personalidad. Cuando se empieza a estudiar la grafología casi instintivamente se van realizando cambios a la firma, llevándola a ser más sencilla, más clara, legible, más parecida a nuestra escritura. Pues, la firma debe proyectar nuestro equilibrio de la personalidad, mostrando siempre gran coherencia con nuestra escritura.

Al mantener coherencia entre nuestra firma y el texto que escribimos, se refleja homogeneidad de nuestro actuar, del comportamiento y actitud que tenemos.

Y… ¿Dónde ubicas tu firma?

Dependiendo de dónde ubicamos nuestra firma dentro del espacio gráfico, se transmitirá el grado de autonomía o dependencia que tengamos con respecto a lo que ambicionamos, a nuestros ideales. Dentro del espacio gráfico, la firma debe ubicarse cerca del texto y más hacia la derecha. Nunca debe rozar el texto y menos superponerse a él.

Muchas veces las firmas tienen diseños rebuscados, muy artificiales y complicados, y son fiel reflejo de lo que el individuo necesita exponer de su personalidad. Otras veces, las firmas se crean como imitaciones de la persona que se admira.

La firma evoluciona con el tiempo

Nuestra firma va evolucionando a medida que pasan los años, igual como evoluciona y se modifica nuestra personalidad. Con nuestro crecimiento y desarrollo en la vida, nos superamos y maduramos, sufrimos una transformación que también se ve reflejada en nuestra firma.

Normalmente, en la niñez se suele realizar firmas imitando a personas que nos rodean y admiramos a la vez. Como a nuestro padres o maestros. Estas primeras firmas son legibles, grandes y claras, y reflejan algo de inmadurez.

Luego, en la etapa complicada de la adolescencia, donde tratamos de reafirmar nuestra personalidad, se rechazan las imitaciones, pasando la firma a ser de menor tamaño y a presentar trazos envolventes significando una gran autoprotección. Cuando existe rebeldía o disconformidad durante la adolescencia, se muestran trazos que tachan la firma, reflejando una autocensura o desaprobación.

Cuando llegamos a adultos, la firma se despoja de ciertos trazos, se logra transformar volviéndose más sencilla y clara. Empieza a prescindir de la protección que le otorga la rúbrica, y en plena madurez se despoja totalmente de ella. Realmente, la firma envejece junto al dueño, pudiendo, a través de los años, perder fuerza, tornarse temblorosa hasta resquebrajarse.

Algunos Tipos de Firmas que deben evitarse

A continuación, te presentamos algunos modelos de firmas no convenientes para proyectar una clara y confiable personalidad. Si tu firma se asemeja a algunas estas firmas, es recomendable que lo sometas a análisis para modificar tu firma.

Una firma tachada

Si la firma contiene el nombre tachado es sinónimo de una autoestima baja, reflejando sentimientos de culpa, de no aceptación de nosotros mismos. La autoestima es la apreciación que tenemos de sí mismos, tomando con base las experiencias y sensaciones que se recolectan durante el tránsito por la vida. Y cuando tachamos nuestra firma, es símbolo de estar descontento e insatisfecho con nosotros mismos.

Firmas tachadas e ilegibles

La Firma ilegible

Cuando la firma es ilegible, se transmite cierto descontento con nuestra propia personalidad. Es símbolo de querer ser impenetrable, de querer mantener vínculos muy superficiales y querer escapar de lo real. Una firma ilegible es una forma de protegerse de algún temor o desconfianza.

Una firma con rúbrica envolvente

Este tipo de firma expresa nuestra necesidad de protección ante el entorno, ya sea por timidez, por desconfianza o algún temor. Significa que deseamos estar en un ámbito más seguro. También puede sugerir narcisismo y egoísmo.

Una firma muy pequeña

Es sinónimo de poca autoestima y confianza. Pueden ser personas de gran inteligencia, pero con carencia de una potente autoimagen, sintiendo fracaso o temor. Al contrario, una firma excesivamente grande, también es sinónimo de inconvenientes.

Firma con trazos filiformes

Es una firma que demuestra evasión ante las responsabilidades fingiendo ignorancia. Va desde una diplomática y escurridiza actitud a un perverso disimulo.  

Firma con barrera al final

Cuando la firma posee trazos que sirven de barreras en su final, muestra un impedimento de proyectarse ante el mundo, de cumplir las metas impuestas. Esa barrera representa el aislamiento del individuo, imposibilitando tener contacto con las demás personas. Es un real obstáculo para la comunicación.

Yolena