Los Soportes de la Escritura: Desde la Antigüedad hasta nuestros días
La misma importancia que tiene el surgimiento de la escritura, la poseen tanto los instrumentos para escribir, como los soportes o superficies sobre los que se plasma la escritura. ES que, si no hubiese existido las herramientas y soportes para ejecutar la escritura, se hubiera imposibilitado su nacimiento.
Desde la antigüedad hasta nuestros días, la escritura ha sido sostenida por múltiples y diversos soportes. Además, ha contado con gran variedad de técnicas para su creación.
Hoy en día, de manera global, el soporte para la escritura que utilizamos, es el papel. Pero, para llegar a él la humanidad ha pasado un largo trayecto del camino.
Pueden utilizarse como soporte para la escritura, diversos materiales con diferentes orígenes o compuestos. Existen soportes de origen vegetal, pero también provenientes de animales. Pueden ser soportes metálicos o elaborados con material inorgánico, igual a la piedra.
«Realmente, el papel ha sido el mayor adelanto cultural en la historia de la humanidad»
Tipos de soportes para la escritura
Básicamente, en toda la historia del hombre, se pueden distinguir dos tipos de soportes para la escritura: Los escritos y los inscritos.
- Los soportes inscritos son los utilizados como base para la escritura que se ejecuta con punta seca. Tal como, el tallado, el grabado, la propia inscripción o mediante el esculpido. En los soportes inscritos, el trazado de la escritura puede basarse en simples rasguños con algún instrumento, o significar profundas muecas sobre el material que sirve de base. Siempre dependerá de la herramienta utilizada.
- Los soportes escritos son los que se utilizan como base para la escritura que se dibuja, se pinta, se imprime con pinturas o tintas. Y como instrumento se utilizan las plumas o pinceles.
Pero, conozcamos con más detalle cada soporte inscrito y escrito que ha existido en todo el trayecto de la historia de la escritura.
La arcilla y la cerámica como soportes inscritos
Aproximadamente en el año 3200 a.C. se realizaba la escritura cuneiforme. Es una escritura en forma de cuñas que se ejecutaba sobre tablas de arcilla. Corresponde a la forma de escritura con mayor antigüedad de la humanidad. Y en ella se marcaba o imprimía la arcilla con la ayuda de cañas biseladas.
En Mesopotamia surgieron los artesanos alfareros creando diversos equipos para el trabajo de la arcilla. Así, en el 3400 a.C. crearon el horno para cocinar la arcilla o el torno alfarero.
Las tablas de arcilla como soporte para la escritura inscrita, consistían en delgadas planchas de este material. Presentaban entre ellas tamaños semejantes, además, de redondeados bordes. Poseían una superficie lisa y podían tallarse aún húmedas mediante instrumentos de metal, madera o caña.
Estas tablillas eran almacenadas en los nichos ubicados en paredes. Y se inscribían en sus bordes algunos datos relativos al contenido de las mismas. Así se originó el primer método de archivado y clasificación.
Las grandes desventajas de la arcilla como soporte de la escritura, es su enorme peso y la dificultad de su transporte.
La cera y la madera como soportes inscritos
Durante la época antigua, también fue ampliamente utilizadas las tablillas de madera como soporte de la escritura. Su superficie era alisada mediante su recubrimiento con barniz, estuco o cera. Se almacenaban igual a las tablas de arcillas.
En el antiguo Egipto, las tablas de madera se utilizaban en conjunto con el famoso papiro. También en Roma y Grecia, se utilizaban estas tablillas recubiertas con cera. Allí el texto se ejecutaba muy fácilmente con una herramienta punzante, haciendo fácil el borrado.
Los instrumentos punzantes utilizados se denominaban stilus, y poseían un extremo con punta mientras que el otro extremo era romo. Una herramienta muy útil, ya que además de tallar, servía para raspar, borrar y alisar la cera.
En Roma, las tablillas de madera usadas como soporte para la escritura, originó el nacimiento de los trípticos, los dípticos y de los polípticos llamados códices. Sencillamente eran formatos compuestos por una serie de tablillas de madera con su recubrimiento de cera, y unidos mediante argollas. Se les incluían unas asas para que su manipulación fuese fácil. Esta especie de tablillas unidas por medio de argollas anidadas, fue el origen de nuestros libros actuales.
El Metal y la Piedra como soportes inscritos
La Piedra posee propiedades que la hacen prácticamente indestructible, por lo que los epígrafes romanos y griegos la eligieron como el soporte ideal para la escritura. Allí se inscribían, mediante el esculpido artesanal, diversos textos, como los decretos, escritos triunfales y hasta sepulcrales. La piedra más utilizada era el granito y mármol pulido.
El otro material utilizado como soporte para la escritura, fue el metal, destacándose entre ellos el bronce. Que, aunque tenía un alto coste, y cierta dificultad en el grabado, era muy buscado para plasmar es texto de decretos, las leyes, o diplomas. Una de las ventajas del bronce, es que su manipulación era más fácil que la del mármol.
En zonas de la India llegaron a encontrase algunas láminas hechas de cobre como textos grabados.
Otros de los materiales que culturas antiguas, como los Mayas o los Aztecas, llegaron a utilizar como soporte para la escritura, fueron los huesos de origen animal. Eran huesos provenientes de ballenas o tortugas, y en las que estas culturas tallaban sucesos de su historia.
El Papiro: un soporte escrito
Uno de los elementos característicos de la cultura en el Antiguo Egipto, es la utilización del papiro como soporte para la escritura. El papiro se elabora a partir de los tallos de una planta con igual nombre (cyperus papyrus) que crecía a las orillas del famoso río Nilo.
Este soporte para la escritura se fabricaba mediante los siguientes pasos: El tallo era cortado en láminas delgadas, que se iban superponiendo de manera entrecuzada sobre cierta superficie húmeda. Para luego dejar secar el conjunto al Sol. Cada hoja obtenida se sometía a un alisado mediante golpes de martillo de marfil, para después cortarlas de igual tamaño. Así se obtenía un papiro flexible, brillante y sedoso cuyo color se asemejaba al hueso. Ya finalizado el proceso de elaboración, las hojas se enrollaban para comercializarla tanto a Grecia como a Roma. Sin duda, este soporte inscrito fue una gran contribuyente para la difusión literaria.
El papiro necesitaba especiales cuidados para su conservación. Debían preservarse muy bien de la humedad, el calor y los insectos, por lo que les impregnaba de determinados aceites. Debido a esto, al pasar el tiempo, el pergamino lo reemplazó.
El Pergamino: Un Soporte escrito
El nombre de este soporte escrito se origina por la ciudad de Pérgamo en el Asia Menor, actualmente territorio de Turquía. En esa ciudad se fundó una biblioteca que pudo albergar hasta 200.000 volúmenes. Así que, gracias a esto, allí se pudo perfeccionar el soporte de la escritura, llegando el pergamino en sustitución del papiro.
En contraposición al papiro, el pergamino presenta origen animal, pues se produce a partir de las pieles de ciertos animales, por ejemplo, la cabra, la ternera, la oveja, carnero. Aunque a veces se utilizaba también la piel de la gacela, el avestruz o el antílope.
La piel del animal era tratada a través de procedimientos especiales: operaciones para la limpieza, ejecución del curtido y luego el proceso del tensado y estirado.
A partir del siglo III y el IV, el pergamino llegó a ser el principal soporte escrito. Hasta que, finalizando el siglo VIII los árabes empezaron a introducir el papel en toda Europa.
El Papel: Un moderno soporte escrito
El papel fue inventado en China, mediante la utilización de algunos residuos del cáñamo, del algodón, la seda, arroz y hasta paja. Este conocimiento fue copiado por los árabes y estos fueron los responsables de su introducción y propagación por Europa. Realmente, el papel ha sido el mayor adelanto cultural en la historia de la humanidad.
Este soporte, que originalmente se producía en China, se fabricaba con la ayuda de una planta. Pero, esta formula quedó puesta a un lado, y se inició la producción del papel utilizando el cáñamo y pedazos de lino. Estos trozos de material se colocaban en agua para deshacerlos mediante su maceración y fermentación. El producto se pasaba por piedras de molino o era golpeado con martillos hasta que se obtenía una pasta muy fina. Luego de someter esta pasta a pasar por el tamiz, se prensaba para finalmente originar cada hoja de papel.