Los Instrumentos de la escritura: Su origen y evolución

Los Instrumentos de la escritura: Su origen y evolución

Una de las invenciones con mayor importancia para la evolución de la humanidad, ha sido sin duda la escritura. A través de ella hemos podido registrar cada una de nuestras ideas, la historia y los descubrimientos, para difundirlos de generación en generación. Pero, a la par del desarrollo de la escritura, también se desarrollaban sus técnicas e instrumentos usados. Veamos ahora cómo han surgido los instrumentos o herramientas para escribir, y su evolución en el tiempo.

El origen

Siempre se debe poder diferenciar los instrumentos o herramientas que se utilizan en la escritura, de aquellos que poseen una finalidad dentro del arte. Así tenemos que los toscos y primitivos pinceles, los palos quemados y los naturales tintes productos de mezclas con arcillas y cenizas, eran utilizados desde una era muy temprana de la antigüedad. Y se utilizaban para pintar la vida de los habitantes de aquellas cavernas. De estas pinturas rupestres se han encontrado algunas con 73.000 años de antigüedad. Pero en ese entonces la escritura aún no era utilizada, ésta se inició mucho tiempo después.

Claro, cabe la posibilidad que 9.000 año atrás ya existieran las protoescrituras, basándose en las pictografías o incluso hasta en los ideogramas. Las protoescrituras se tallaban en rocas como petroglifos. Pero, realmente las primeras escrituras de las que se tienen evidencias, se han conseguido dentro de la civilización sumeria 3.500 a.C.

Los instrumentos utilizados para crear esas primeras escrituras eran herramientas rígidas. No se usaba ningún tipo de pigmento que pintara la superficie. Al contrario, eran instrumentos lo suficiente rígidos para que los textos se grabaran sobre materiales bastantes singulares. Por ejemplo, en China, llegaron a tallar sus escrituras sobre conchas de tortuga. Lo realizaban de esta forma, debido a la durabilidad del material y la importancia que siempre tuvo la palabra escrita.

instrumentos de la esritura

Evolución en el tiempo

En la antigüedad, los babilonios y los sumerios utilizaban para escribir un palo de sección triangular. Con él escribían sobre tablillas hechas de arcilla blanda para después hornearlas. En la cultura romana, se escribía con estiletes sobre tabillas de cera, que les permitían, si lo deseaban, borrar la escritura. Cada una de estas técnicas tenían desventajas, incluso problemas para mantener a través del tiempo. Por ejemplo, las tablillas de arcilla se tornaban bastante pesadas y muy quebradizas. Y si volteamos hacia las tablillas de cera, vemos que no poseían resistencia al calor.

El Cálamo

Todos estos inconvenientes, llevaron a que la humanidad encontrara soluciones. Y tanto los instrumentos, como la superficie para escribir y hasta la escritura misma, fueron evolucionando con el tiempo. Cada una de las mejoras llevaron a la aparición de herramientas que usaban ciertas clases de pigmentos para plasmar la escritura. Vemos a través de la historia, que, en el Antiguo Egipto, los escribas utilizaban cálamos, una especie de pluma elaborada con parte del tallo de una caña o planta leñosa. Normalmente la planta era el cálamo, por lo que el instrumento se denomina con ese nombre. El trozo de tallo se cortaba y tallaba de forma tal que su punta era oblicua.

Las primeras superficies en las que se plasmó la escritura con las plumas de caña, ha sido el papiro. Pero este instrumento no poseía gran vida útil, además que poseían enorme rigidez. Así que las plumas de caña fueron sustituidas por las plumas de aves.

Las plumas de aves

Las plumas de aves eran elaboradas con plumas provenientes de aves con gran tamaño. Poseían un eje central y hueco en el se almacenaba la tinta y la conducía hasta la punta. Con plumas de aves se escribió sobre el pergamino y la vitela. Incluso se tiene evidencia que muchos de los manuscritos del Mar Muerto, que poseen una antigüedad de 100 a.C. se escribieron con plumas de aves. Estos primeros instrumentos, las plumas de aves, se les cortaba una punta en forma cuadrada, y poseían cierta rigidez.  Fueron instrumentos que se usaron por una larga data. En el siglo XVII, al popularizarse la escritura, las plumas fueron modificadas para que tuvieran mayor flexibilidad, y su punta se volvió más fina.

Nacimiento del lápiz

Pasaron aproximadamente 100 años, cuando en Inglaterra fueron descubierto los depósitos de grafito. Y ese fue un suceso que marcó definitivamente el nacimiento del lápiz. Este instrumento no utilizaba tinta, porque en su núcleo se depositaba un pigmento sólido: el grafito. Al inicio era solo grafito, luego la mina fue una mezcla de grafito en polvo con arcillas.

Los primeros lápices estaban constituidos por la mina de gráfito recubierto por cuero. Pero con el pasar del tiempo, se comenzó a utilizar el trozo cilíndrico de madera, tal como el que usamos en la actualidad. Los lápices se volvieron muy populares debido a lo fácil de utilizar, se podía borrar con facilidad y no tenían que temer el derrame como con la tinta.  

Las plumillas de metal

Las plumas continuaron con su popularidad hasta mediados del siglo XIX, donde se crearon las plumillas de metal. Aunque, aparentemente, antes de esta fecha existieron intentos de creaciones de plumas de metal, pero fueron totalmente inadvertidos. Así que, el primero que produjo plumillas de metal fue John Mitchell de Birmingham, en el año 1822.  Eran unas plumas con mango y punta en metal. Y con un corte, que al sumergirla en el tintero, ayudaba al almacenamiento de cierta cantidad de tinta.  Básicamente tenían un funcionamiento similar a las plumas ya tradicionales. Su diferencia consistía en su alta durabilidad, que su punta de metal no necesitaba ser afilada y podía fabricarse con puntas más finas que las plumas antiguas.

Plumas estilográficas, bolígrafos, portaminas y rotuladores

Luego Bartholomew Folsch, en Inglaterra en el año 1809, consiguió la patente de la pluma con depósito de tinta incorporada. En el año 1827, el gobierno de Francia patentó la pluma estilográfica, que había sido invento de Petrache Poenaru, ciudadano rumano.

En el 1888, John J. Loud inventó el bolígrafo. Y en el 1938, Lázlo Biró lo mejoró. Luego en el 1906, Slavoljub Eduard Penkala, creó el portaminas y en el 1907 la pluma estilográfica con tinta sólida.

Yukio Horie de Japón, inventó el rotulador con la punta de fieltro. Y se convirtió en el antecesor de los subrayadores  y marcadores. Luego en el 1963, igualmente en Japón, se creó el bolígrafo de tinta con base de agua. Y ya fue en el 1990, cuando aparecieron los bolígrafos con punta porosa.

Yolena